El centro cultural “Residencia de Estudiantes” ha sobrevivido a la guerra civil, la dictadura y la represión para convertirse en un centro contemporáneo de debate abierto y pensamiento crítico en el corazón de Madrid.
2023 marca los 100th Aniversario del ascenso al poder de Primo de Rivera, cuyo régimen reaccionario dominó la vida pública de España en la década de 1920. A la sombra de la dictadura, también estaba cobrando fuerza un movimiento liberal en el corazón de la capital.
La historia comienza allá por 1876, cuando el reconocido intelectual Francisco Giner de los Ríos, desilusionado del conformista sistema educativo de la Universidad Complutense de Madrid, quiso impartir conocimientos libres de dogmas oficiales, religiosos, políticos y morales.
Su respuesta fue el establecimiento del Instituto de Educación Libre (Institución de Libre Enseñanza, ILE). El ILE se vio obligado a operar a título privado, separado de la universidad principal, para lograr su misión liberal de aprendizaje independiente.
Un testimonio del vigor innovador del instituto fue su famoso boletín y su lista de contribuyentes prestigiosos, entre ellos personas como Bertram Russell, el ícono literario George Orwell y el pionero de la teoría de la evolución, Charles Darwin.
El centro cultural de la residencia de estudiantes.
Quizás el legado más perdurable de la ILE fue la fundación de la icónica residencia de estudiantes de Madrid.
Desde su creación en 1910 hasta 1936 la residencia, además de albergar a estudiantes, se convirtió en el principal centro cultural del país. Fue creado bajo los auspicios del consejo de educación superior y se trasladó a su ubicación permanente en Colina de los Chopos, cerca del centro de la capital, en 1915.
Su objetivo era crear un diálogo orgánico y continuo entre las artes y las ciencias, y como tal se convirtió en un foco de difusión de ideas internacionales dentro de España. Un refugio de libertad intelectual y académica en un país bajo un régimen fascista, también se convirtió en una especie de refugio seguro para la homosexualidad, en una era en la que ese espacio era escaso.
Durante el transcurso de la década de 1920, la residencia acogió a muchos de los miembros de la llamada generación del 27, algunos de los más grandes artistas que jamás haya producido España.
Federico García Lorca, que ya se había ganado una reputación internacional como poeta, desarrolló estrechas amistades con el ícono surrealista Salvador Dalí y el aclamado autor Luis Buñuel.
A esa embriagadora mezcla se sumaron muchos visitantes distinguidos, como el premio Nobel Juan Ramón Jiménez y José Ortega y Gasset.
La residencia también se convirtió en un foro para animados debates sobre todo, desde la teoría económica hasta la evolución, y atrajo a sus salas de debate a personas como Keynes, Curi, Einstein y Stravinsky.
Sin embargo, la residencia de estudiantes era más que una simple tertulia. En los últimos años de la década ejercería una influencia sustancial en la dirección del Estado español. La dictadura de Rivera, de duración relativamente corta, había estancado en lugar de destruir el ascenso del liberalismo, y con su partida en 1929, estas fuerzas cobraron fuerza.
La constitución progresista de la Tercera República Española, promulgada en 1931, y que estableció la libertad de expresión, el derecho de voto de las mujeres y legalizó el divorcio, estaba muy arraigada en la perspectiva intelectual liberal de la residencia de estudiantes y sus acólitos.
Las actividades de la ILE y de la residencia de estudiantes fueron severamente restringidas durante la dictadura de Franco, y su filosofía liberal era un anatema para todo lo que defendían los fascistas.
Amigos de la Residencia
En 1926 La Asociación de Amigos de la Residencia de Estudiantes se creó para ayudar al centro cultural en sus actividades y ayudar a recaudar fondos para sus proyectos. Durante los años de Franco continuó trabajando clandestinamente con el director Alberto Fraud, tanto en España como en el exilio, para mantener vivo el espíritu del centro.
En 1983, la asociación se reconstituyó legalmente y comenzó el trabajo de restaurar la residencia a su antiguo esplendor, después de décadas de represión. En 1988 el centro fue finalmente devuelto a sus edificios originales, y en 1990 restableció su editorial, realizando trabajos de investigación y ediciones críticas de los textos históricos conservados en sus archivos. Muchas de sus actividades son posibles gracias a la asociación, a través de su membresía de pago.
Un refugio una vez más
Cada año, más de 3.000 académicos, artistas y otros profesionales de todo el mundo viven durante cortos periodos de tiempo en la residencia, mientras estudian, investigan o contribuyen a los numerosos eventos públicos que se celebran en el centro.
El escritor Mario Vargas Llosa, el premio Nobel Martinus Veltman, el historiador español Raymond Carr, el poeta Octavio Paz y el recientemente fallecido maestro del cine español Carlos Saura, se encuentran entre las muchas figuras públicas destacadas en los campos de las artes y las ciencias que han participado en conferencias, talleres, mesas redondas, conciertos, lecturas de poesía y exposiciones que la residencia organiza a lo largo del año.
A través de estas actividades pretende “recuperar, conservar y compartir la memoria del Siglo de Plata español (1868-1936)”. El centro también pretende mirar hacia el futuro y centra especial atención en “innovaciones en todos los ámbitos de la cultura moderna”. En 2015, la Residencia recibió el premio de la Unión Europea Patrimonio Europeo Etiqueta por el importante papel que ha desempeñado en la historia y la cultura de Europa, lo que ha ayudado a restablecer su reputación como uno de los principales centros de debate abierto, pensamiento crítico y creatividad de España.
Actualmente en funcionamiento en el centro hasta el 16 de abril.th es la exposición, Francisco Bores Madrid 1898 -París 1972. Bores es uno de los artistas contemporáneos más importantes de España, y la exposición muestra obras que van desde sus humildes comienzos en Madrid hasta las obras maduras de su etapa parisina.
John Boyce