La crisis afectó principalmente a siete diputados de Vox en el Parlamento: los cinco rebeldes liderados por la portavoz parlamentaria, Idoia Ribas, contra dos diputados leales al partido nacional, Le Senne, y la presidenta del partido en Baleares, Patricia de las Heras. Estos dos fueron expulsado del grupo parlamentario para los otros cinco, un procedimiento que los abogados del parlamento han considerado inválido. Le Senne y De las Heras recibieron apoyo fuera del Parlamento, sobre todo por parte del líder de Vox en el Ayuntamiento de Palma, Fulgencio Coll.
Un comunicado del partido nacional decía: «Todas las partes afectadas tienen resolvió varios malentendidos y hemos acordado seguir trabajando juntos.»
«Con afán de comprensión y, sobre todo, de asegurar la estabilidad de un gobierno que se compromete con Vox a trabajar por la libertad lingüística en las islas, todos los partidos afectados han zanjado diversos malentendidos e informaciones distorsionadas y han acordado seguir trabajando juntos para cumplir no sólo los compromisos adquiridos con los votantes de Vox, sino también las numerosas medidas aún por adoptar desarrollado que mejorará la vida de todos los ciudadanos de las Illes Balears.»
El gobierno, es decir, el Partido Popular, cuenta con el apoyo de Vox en el parlamento. La crisis de Vox ha amenazado la estabilidad del gobierno, ya que los partidos de la oposición han pedido una nueva elección. Esa posibilidad ya ha sido eliminada, pero queda por ver cuán armoniosas serán las relaciones futuras entre las facciones de Vox, dada la mala sangre de los últimos diez días.