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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha prometido «implementar» una serie de leyes destinadas a poner fin a la «esclavitud» de las mujeres, incluida la prostitución.

La prostitución fue despenalizada en España en 1995 aunque existen leyes contra la trata de personas y el proxenetismo.

La Policía Nacional española liberó a 896 mujeres explotadas como trabajadoras sexuales en 2019 y estima que más del 80% de las que trabajan como prostitutas son víctimas de mafias.

A principios de este año se desmanteló en Barcelona una enorme banda de tráfico sexual lo que llevó a la detención de 16 personas y al rescate de 18 niñas víctimas de trata procedentes de Rumania.

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA estimó que hay alrededor de 70.000 prostitutas que trabajan en el país, aunque otras cifras llegan a 300.000 trabajadoras sexuales.

La industria del sexo en España Se estima que tiene un valor de alrededor de 3.700 millones de euros, gran parte de ellos en grandes burdeles/hoteles de autopista.

Una encuesta de 2009 encontró que hasta uno de cada tres hombres españoles había pagado por sexo.

En su intervención en la conferencia anual del PSOE en Valencia, Sánchez dijo que su gobierno había ayudado a España a «avanzar» con leyes más estrictas contra la violencia doméstica y que la próxima etapa sería promover los derechos de las mujeres «aboliendo la prostitución, que esclaviza a las mujeres».

Durante la campaña de las elecciones generales de 2019, el manifiesto del partido describió la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres y “uno de los aspectos más crueles de la feminización de la pobreza”.

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