Según la propuesta de Bueno, todos los turistas que se alojen en hoteles, apartahoteles, campings y casas de vacaciones en el soleado punto turístico de Mogán, en el suroeste, pagarían un impuesto nocturno. Esta tasa sería cobrada directamente por los establecimientos y transferida al municipio a través de una oficina tributaria virtual trimestralmente. La razón detrás de este impuesto es garantizar que los costos asociados con el turismo, particularmente la infraestructura y los servicios públicos como iluminación y aceras, no sean asumidos únicamente por los residentes locales sino también por los visitantes que se benefician de estos servicios.
El impuesto propuesto sería ajustable, con posibles límites al número de noches gravadas y posibles exenciones aún en discusión. A pesar de la innovación que representa, el plan es controvertido, enfrenta la oposición de los municipios vecinos y carece de consenso dentro de la coalición gubernamental de Canarias.
La iniciativa de Bueno tiene fundamento legal en la Ley de Hacienda Local, que permite a los municipios establecer impuestos por servicios que benefician directamente al contribuyente—en este caso, los turistas. Sin embargo, este respaldo legal no protege la propuesta de las implicaciones políticas y económicas más amplias que implica, especialmente considerando el delicado equilibrio entre fomentar el turismo y garantizar una financiación municipal sostenible.
Reservas e ingresos
Si bien Mogán podría ser pionero en nuevos ingresos, otros municipios con gran actividad turística como San Bartolomé de Tirajana y Santiago del Teide han expresado sus reservas. Sostienen que un impuesto de este tipo está más allá de la jurisdicción municipal y, en todo caso, debería regularse a nivel regional. Partes del gobierno de las Islas Canarias se hacen eco de esta postura, y algunos funcionarios sugieren que cualquier impuesto de este tipo debería contribuir a un fondo regional más amplio, no sólo a las arcas de las localidades centradas en el turismo.
Además, los críticos, incluidos otros líderes municipales y socios del gobierno regional, temen que el impuesto pueda dañar la posición competitiva de las Islas Canarias. Sostienen que los costos adicionales podrían disuadir a los turistas, particularmente cuando compiten con destinos como el norte de África, que disfrutan de costos operativos más bajos.
Consideraciones económicas y sociales
Se prevé que la introducción de una tasa turística en Mogán genere aproximadamente 2,5 millones de euros al año. Bueno insiste en que estos ingresos son esenciales para mantener y mejorar las infraestructuras y los servicios que se ven presionados por la afluencia de turistas, que asciende a millones anualmente. Los fondos recaudados se destinarían específicamente a mejoras que beneficien tanto a los residentes como a los visitantes, garantizando que el turismo siga siendo una bendición y no una carga para la comunidad.
Mientras continúan los debates, el futuro de la tasa turística en Mogán sigue siendo incierto. La propuesta será un tema clave en las próximas conferencias regionales destinadas a dar forma a estrategias de desarrollo sostenible para las Islas Canarias. Estos debates proporcionarán una plataforma crucial para que las partes interesadas negocien un equilibrio entre la autonomía local y la supervisión regional, sentando precedentes sobre cómo se gestionan los ingresos relacionados con el turismo en toda España.
La presión de Bueno por un impuesto turístico en Mogán saca a la luz varias cuestiones sobre la gobernanza local versus la regional, los impactos económicos del turismo y la distribución justa de las responsabilidades fiscales. A medida que las Islas Canarias naveguen por estos complejos problemas, el resultado probablemente resonará mucho más allá del archipiélago, influyendo en la política turística tanto a nivel nacional como europeo.