Kathy Schwartz estuvo 10 años libre de alcohol, cigarrillos y opiáceos pero cada día le resultaba doloroso controlar sus antojos. «Siempre estaban en un segundo plano», dice. Sin embargo, en junio del año pasado este ruido quedó en silencio.
Cuando le recetaron el medicamento para bajar de peso semaglutida, no solo perdió casi 30 kilogramos en 10 meses, sino que también perdió el deseo de tomar una copa o tomar unas pastillas. «No tengo ansias, lo cual no pensé que sería un efecto secundario», dice Schwartz. Sorprendentemente, el depresión y ansiedad que antes la invadía en oleadas también se calmó.
Schwartz no está solo en esta experiencia. Una nueva investigación está revelando los sorprendentes beneficios para la salud mental y cerebral de los medicamentos semaglutida como Ozempic y Wegovy, y otros medicamentos relacionados con la diabetes y la pérdida de peso que imitan una hormona intestinal liberada después de comer.
Aún es temprano, pero hay indicios de que estos medicamentos podrían reutilizarse para tratar la depresión, la ansiedad, la adicción e incluso ciertos trastornos alimentarios, así como afecciones neurológicas como la enfermedad de Parkinson y el Alzheimer. Es más, parece que estos efectos no están mediados sólo por la pérdida de peso, sino por una acción directa sobre el cerebro.
La historia de medicamentos como Ozempic comienza en los años 1970 y 1980, cuando los investigadores descubrió que una hormona intestinal llamada péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) podría estimular la producción de insulina cuando se inyecta en roedores en el laboratorio. Lo más sorprendente es que estos animales empezaron a comer menos y a perder peso. Ahora sabemos que la hormona provoca una mayor sensación de saciedad.
Semaglutida y más
Hoy en día, las drogas que imitan…