Producir un análisis defectuoso y guiar a mi organización en la dirección equivocada en función de mis resultados ha sido uno de mis mayores temores desde que comencé como analista. Y para ser honesto, estar expuesto y criticado por mi desastre aún más.
Mi escenario de pesadilla: una característica importante en la que mi equipo ha trabajado durante meses, según mi recomendación, no ofrece valor durante las pruebas. La gente empieza a hacer preguntas y, después de investigar, queda claro que mis suposiciones se basaron en resultados de análisis incorrectos.
Después de haber hablado y asesorado a muchos analistas desde entonces, he aprendido que estoy lejos de ser el único que se siente así. De lo contrario, Este es un temor muy común que comparten muchos analistas.
Las razones por las que uno puede sentirse ansioso ante un análisis son bastante obvias: publicar y promover resultados y recomendaciones incorrectos afecta tanto a la organización en su conjunto como al mismo tiempo plantea riesgos para nosotros personalmente.
A pesar de estos riesgos, evitar compartir análisis o rehuir resultados controvertidos o que cuestionen suposiciones no es el enfoque correcto. De hecho, estos análisis suelen ser los más importantes. En cambio, es crucial desarrollar estrategias que ayuden a mitigar el riesgo de producir resultados defectuosos. Y esto comienza apreciando lo siguiente:
Cometer errores como analista es increíblemente fácil.
Los analistas trabajan en un entorno muy complejo con un alto grado de libertad, por lo que existen muchas oportunidades de cometer un error o sacar conclusiones erróneas.
La realización de un análisis implica varios pasos diferentes:
- Definición de la pregunta y el enfoque de la investigación.
- Recopilación y limpieza de datos.
- Analizar e interpretar los datos.
- Visualizar y comunicar los resultados.
En cada etapa, es bastante fácil cometer un error que finalmente se reflejará en nuestras recomendaciones y…
