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Las heladas profundidades del Océano Austral guardan un secreto que podría significar problemas para continentes lejanos. Un estudio reciente publicado en Nature revela un vínculo sorprendente entre el calentamiento de las aguas profundas alrededor de la Antártida y el aumento del nivel del mar en el Atlántico Norte.

¿El culpable? Un sistema masivo de corrientes oceánicas conocido como Circulación Meridional de Inversión del Atlántico (AMOC).

El AMOC actúa como una cinta transportadora gigante, transportando aguas superficiales cálidas desde los trópicos hacia el norte y aguas profundas, frías y densas hacia el sur.

Este patrón de circulación juega un papel crucial en la regulación del clima global. Las masas de agua cálida liberadas por el AMOC ayudan a mantener templada a Europa occidental, mientras que las aguas frías y profundas ayudan a almacenar calor en las profundidades del océano.

Un abismo que se debilita

(Foto: JUAN BARRETO/AFP vía Getty Images)

El nuevo estudio, que analizó datos recopilados durante dos décadas, encontró una tendencia inquietante: una parte crítica de la AMOC, conocida como miembro abisal, se ha debilitado un 12%. Este debilitamiento es causado por una desaceleración en el flujo de agua fría y densa del fondo antártico (AABW) hacia el norte.

El AABW se forma alrededor de la Antártida a medida que las aguas superficiales se congelan y se vuelven más densas. Esta agua densa luego se hunde y viaja a lo largo del fondo del océano hacia el Atlántico Norte.

La desaceleración de la AABW está relacionada con los cambios ambientales inducidos por el hombre alrededor de la Antártida.

El calentamiento de la atmósfera está provocando el derretimiento de los glaciares y el retroceso del hielo marino, lo que está alterando el delicado equilibrio de sal y temperatura que impulsa la formación de AABW.

De sur a norte: los efectos dominó de un océano cambiante

El debilitamiento del limbo abisal tiene consecuencias importantes para la AMOC y, en última instancia, para el nivel del mar en el Atlántico Norte.

La desaceleración del AABW reduce la cantidad de agua fría y densa que se hunde en las profundidades del océano. Esto debilita todo el sistema AMOC, lo que lleva a una reducción en el transporte de aguas superficiales cálidas hacia el norte.

El reducido transporte de agua caliente hacia el norte tiene un efecto paralizador en el clima de Europa occidental. A medida que la AMOC entregue menos calor, se espera que las temperaturas en la región disminuyan.

Además, el debilitamiento de la AMOC permite que se acumule más agua superficial cálida en los trópicos, lo que puede intensificar fenómenos climáticos extremos como los huracanes.

La desaceleración de la AMOC también tiene un impacto directo en el nivel del mar. El calentamiento de las aguas profundas contribuye al aumento del nivel del mar debido a la expansión térmica.

A medida que el océano se calienta, su volumen aumenta, lo que provoca un aumento del nivel del mar. Se espera que el debilitamiento de la AMOC acelere este proceso, a medida que quede más calor atrapado en las capas superiores del océano.

Los hallazgos de este nuevo estudio resaltan la interconexión de los océanos de nuestro planeta. Los cambios en el lejano Océano Austral pueden tener profundas consecuencias para el clima y los niveles del mar en regiones a miles de kilómetros de distancia.

A medida que continuamos alterando el clima de nuestro planeta, es crucial comprender estos complejos patrones de circulación oceánica y las posibles consecuencias de alterarlos.

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La circulación meridional del Atlántico (AMOC): una cinta transportadora global

El Circulación Meridional de Inversión del Atlántico (AMOC) es un sistema de corrientes oceánicas a gran escala que desempeña un papel fundamental en la regulación del clima global.

A menudo se la denomina «cinta transportadora» porque transporta aguas superficiales cálidas desde los trópicos hacia el norte y aguas profundas, frías y densas hacia el sur.

Este circuito continuo de agua en movimiento ayuda a distribuir el calor por todo el planeta, influyendo en los patrones climáticos y el clima en regiones alejadas de su origen.

Las cálidas aguas superficiales del AMOC se originan en los trópicos, donde son calentadas por la intensa luz solar. Estas aguas cálidas viajan hacia el norte, arrastradas por corrientes como la Corriente del Golfo.

A medida que avanzan hacia el norte, las aguas cálidas liberan calor a la atmósfera, lo que ayuda a mantener Europa occidental templada y húmeda.

Mientras tanto, en las regiones polares, las aguas superficiales se vuelven frías y densas debido a procesos como la evaporación y la formación de hielo marino. Esta agua fría y densa se hunde hasta el fondo del océano, formando la rama profunda del AMOC.

Las masas de agua más densas y frías se originan en el Océano Austral alrededor de la Antártida, donde se las conoce como Agua del Fondo Antártico (AABW).

El AABW se hunde hasta el fondo del océano y se propaga hacia el norte a lo largo del fondo del océano. A medida que viaja, el AABW absorbe calor del agua y del fondo marino circundante. Este calor eventualmente se libera nuevamente a la atmósfera en el Atlántico Norte, lo que ayuda a moderar el clima de la región.

El AMOC es un sistema complejo que está influenciado por una variedad de factores, incluidos los patrones del viento, la salinidad y la temperatura. Sin embargo, el cambio climático inducido por el hombre es una amenaza creciente para la estabilidad de la AMOC.

El calentamiento de la atmósfera está provocando el derretimiento de los glaciares y el retroceso del hielo marino, lo que está alterando el delicado equilibrio de sal y temperatura que impulsa la formación de aguas profundas en el Océano Austral. Normalmente, durante el invierno, se forma hielo marino alrededor de la Antártida. A medida que se forma este hielo marino, expulsa la sal mediante un proceso llamado rechazo de salmuera.

Esta agua más salada y densa luego se hunde hasta el fondo del océano, formando el núcleo del AABW. Sin embargo, con la reducción de la formación de hielo marino debido al aumento de las temperaturas, hay menos rechazo de salmuera, lo que lleva a un hundimiento de agua menos densa. Esto altera el delicado equilibrio en el AMOC, lo que ralentiza la formación de AABW.

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