La XV legislatura del Parlament de Catalunya se constituyó el pasado lunes, 10 de junio, pero lo hizo con asientos vacíos: el de Ruben Wagensberg (ERC), que tenía una baja médica, pero reside en Suiza, y los de Carles Puigdemont (Junts) y Lluís Puig (Junts). Todos ellos están fuera de Catalunya por motivos relacionados con el enjuiciamiento del proceso independentista. Sin embargo, en el momento de elegir la Mesa del Parlament no faltó ningún voto, un hecho que marcó la jornada. ¿Cómo puede ser?
Los tres diputados votaron porque pidieron delegar su voto y la Mesa de edad —el órgano de gobierno que preside la sesión constitutiva de una cámara legislativa mientras no se elige la mesa definitiva— aceptó la petición. Pero los casos de Puigdemont y Puig generaron debate: PPC y Vox aseguraron que recurrirían la decisión de la Mesa ante el Tribunal Constitucional (TC) por incumplimiento del reglamento de la Cámara. Este escenario plantea muchas preguntas: ¿Qué dice el reglamento al respecto? ¿Hay precedentes? ¿Qué dicen las sentencias judiciales?
¿Qué es y cómo funciona la delegación de voto?
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La delegación del voto es un procedimiento a disposición de todas las comunidades autónomas por el cual un diputado que no puede asistir a un pleno o comisión personalmente, designa a otro diputado para que le represente en el ejercicio de su derecho al voto. La ausencia debe estar justificada sobre la base del artículo 95 del Reglamento del Parlament de Catalunya, que establece que pueden delegar el voto los diputados con «una baja por maternidad o paternidad» o que tengan «supuestos de hospitalización, enfermedad grave o incapacidad prolongada debidamente acreditadas». Ahora bien, queda en manos de la Mesa del Parlament «establecer los criterios generales para delimitar los supuestos que permiten la delegación”.
Mientras la delegación del voto de Wagensberg corresponde a uno de los casos específicamente recogidos en el reglamento, una baja médica, en el caso de Puigdemont y Puig alegaron a “las circunstancias actuales que los incapacitan”, una formulación que no aparece explícita en el reglamento y cuya interpretación no es compartida por parte de la Cámara.
La delegación de voto no es la primera vez que centra el debate en el Parlament de Catalunya y tampoco es nuevo su sometimiento a resolución judicial. Desde 2017, año en que el ‘procés’ se intensificó con la celebración del referéndum de autodeterminación, las sentencias han sido varias.
En 2022, el Tribunal Constitucional emitió varias sentencias que declararon nula la decisión tomada por la Mesa del Parlament en 2018 de permitir a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Jordi Turull, RaüI Romeva, Josep Rull y Jordi Sànchez que sus derechos parlamentarios fueran ejercidos “por el miembro de su grupo parlamentario que los interesados designen”. El Tribunal lo impidió “mientras dure la situación jurídica actual y no se resuelvan los recursos presentados por sus defensas”. Así, el TC declaró nulos los acuerdos aprobados gracias al voto delegado de estos diputados.
En el caso de Lluís Puig, exconseller de Cultura del gobierno de Puigdemont que reside en Bélgica desde 2021, la primera sentencia es de 2022 y se anulaba la delegación de voto solicitada y otorgada en marzo de 2021. El TC emitió distintas sentencias sobre el caso en respuesta a cada denuncia presentada por distintos grupos parlamentarios: PSC, Vox y PPC. Entonces, la Mesa del Parlament tomó la decisión de recuperar el voto telemático a distancia, aprobado durante la pandemia, para utilizarlo y garantizar el voto de Lluís Puig. La última sentencia del TC se emitió el pasado 5 de junio, a escasos cinco días del pleno constitutivo, y se declaraba también nulo el voto telemático de Puig.
¿Puede cambiar el sentido del voto?
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En la última legislatura, estos votos podían marcar la diferencia. De hecho, en la votación de los presupuestos de 2024, el voto de Lluís Puig suponía la aprobación o el rechazo a las cuentas catalanas para 2024. La caída de los presupuestos llevó a la convocatoria electoral avanzada. La votación resultó finalmente en 68 votos en contra de los presupuestos y 67 a favor.
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La composición actual del Parlament de Catalunya, resultante de las elecciones del pasado 12 de mayo, no otorga mayorías claras y estos dos votos no son decisivos para cambiar posicionamientos.
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