La portavoz del Gobierno y ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría, está estudiando emprender acciones legales contra la campaña de “vejaciones, montajes y acusaciones” que viene sufriendo, principalmente en redes sociales, desde el pasado fin de semana. “Voy a pensar y plantearme si adopto algún tipo de respuesta o decisión por la vía judicial”, ha explicado en rueda de prensa para dar cuenta del Consejo de Ministros tras emocionarse al relatar su situación. Con todo, ha reconocido que no es sencillo porque “estamos frente a una catarata de insultos e injurias que se esconden tras el anonimato”.
La campaña habría comenzado después de que trascendiera que se había alojado en el Parador de Teruel la misma noche de 2020 en la que José Luis Ábalos celebró supuestamente allí, según varios medios, una fiesta con prostitutas y supuestos destrozos de mobiliario, algo que al Ejecutivo no le consta. La propia Alegría ha manifestado su “impotencia” porque “antes, cuando a uno le declaraban culpable tenía que defenderse, pero ahora, ¿qué sucede cuándo unos dan pábulo a una noticia falsa o que no se ha contrastado?”. A raíz de dicha información, según denunció, la intención sería “retorcerla de tal manera que se busque hacer daño político”.
Como ya hizo el pasado viernes, volvió a aclarar que por motivo de su agenda como delegada del Gobierno, pernoctó en Teruel la referida noche. Lo que también reiteró fue su desconocimiento “por completo de que sucedieran los hechos que algunos dicen que han sucedido” y, menos todavía, tener algún tipo de relación. En esta línea, dio cuenta de un comunicado de Paradores negando categóricamente los “supuestos destrozos a los que aludía esa noticia”. Asimismo los puso en duda porque, “de haber sucedido algo así en una ciudad como Teruel se tendría mucha más información” y que ella, como delegada del Gobierno en aquel momento, se hubiese enterado de existir algún parte de la Policía Nacional.
La también líder de los socialistas en Aragón ha reconocido que tuvo dudas sobre si “dejar pasar” esta campaña de acoso o denunciarla. La decisión de dar el paso, según explicó, es el “altavoz” por su posición política y del que carecerían otras mujeres anónimas. “Para que mi ‘basta ya’ se pueda escuchar con la fuerza y nitidez que cualquier trabajadora, niña o mujer en este país” no tendrían y para trasladar “un mensaje claro a esas mujeres anónimas que sufren este tipo de insultos y desprecios que somos muchas las que pasamos por esta situación”.
“Tenemos que hacer frente a estas desagradables situaciones”, conminó, porque sería una mayoría quien “rechaza este tipo de conductas y las denuncia”. Por todo, y ante el anonimato en las redes sociales que dificulta la identificación de los autores de estas campañas de acoso, subrayó la necesidad de dar pasos desde el Gobierno en aras de forzar una mayor transparencia.
«Acoso y derribo»
Conteniendo las lágrimas, Alegría denunció que no se trata de un episodio puntual. «Es descorazonador, si cogiera este teléfono», explicó echando mano de su móvil, «y les trasladara lo que tengo que leer cada día por la mañana se llevarían las manos a la cabeza». Pese a todo, mostró el agradecimiento a las muestras de afecto y a quienes han condenado los hechos «sin peros, en clara alusión a la oposición. «Es imperdonable que especialmente a las mujeres se nos siga insultando y cuestionando cada día, además tras la impunidad y el anonimato», concluyó.
Para el PSOE, lo ocurrido supone un paso más en una estrategia de “acoso y derribo” por parte de la derecha y la extrema derecha, que comenzó con las manifestaciones, en ocasiones violentas, frente a la sede del partido en la madrileña calle de Ferraz y que desde entonces no ha remitido. Sobre todo, en las redes sociales y contra las mujeres socialistas.