¿Los niños quisquillosos con la comida necesitan suplementos? Un experto explica los hechos. : Alerta científica

Camine por el pasillo de salud de cualquier supermercado y verá estantes llenos de suplementos vitamínicos y minerales empaquetados en colores brillantes y diseñados para niños.

Estos productos prometen reforzar la inmunidad, estimular el desarrollo del cerebro y promover un crecimiento saludable, lo que lleva a muchos padres a creer que son un complemento necesario para la dieta de sus hijos.

Para los padres de niños quisquillosos con la comida en particular, los suplementos pueden parecer una solución rápida y tranquilizadora. ¿Pero son realmente necesarios?

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Los nutrientes que los niños realmente necesitan

Es cierto que los niños necesitan una amplia gama de vitaminas y minerales, como vitaminas A, B, C, D, E y K, junto con folato, calcio, yodo, hierro y zinc, para un desarrollo saludable. Estos nutrientes desempeñan funciones esenciales en el desarrollo del cerebro y los nervios, la visión, la fortaleza ósea, la función inmune, el metabolismo y el mantenimiento de un peso saludable.

Sin embargo, para la mayoría de los niños sanos, estos nutrientes pueden y deben provenir de los alimentos, no de suplementos.

Incluso los niños con hábitos alimentarios selectivos suelen recibir una nutrición adecuada a partir de alimentos cotidianos, muchos de los cuales están enriquecidos. Los alimentos básicos comunes, como los cereales para el desayuno, la leche y el pan, suelen estar enriquecidos con nutrientes clave como vitamina B, hierro, calcio y yodo.

Lo que dice la ciencia sobre los suplementos

Aunque muchos suplementos para niños afirman apoyar la inmunidad, el crecimiento o el bienestar general, hay poca evidencia científica sólida de que mejoren los resultados de salud o prevengan enfermedades en niños por lo demás sanos.

Los principales organismos de salud advierten que los niños que consumen una dieta variada no necesitan suplementos adicionales.

Los suplementos vitamínicos dirigidos a los niños afirman favorecer el crecimiento y la inmunidad. (u_vjf67uu214/pixabay/Canva)

Las investigaciones muestran consistentemente que obtener vitaminas y minerales a través de alimentos integrales es superior a tomarlos en forma de suplemento. Los alimentos proporcionan estos nutrientes junto con fibra, enzimas y compuestos bioactivos, como fitoquímicos y grasas saludables, que mejoran la absorción, el metabolismo y la eficacia general de maneras que los suplementos aislados no pueden replicar.

Riesgos potenciales y consecuencias no deseadas

Los padres también deben ser conscientes de que los suplementos no están exentos de riesgos.

Las vitaminas liposolubles, como A, D, E y K, pueden acumularse en el cuerpo si se consumen en exceso. Si alcanzan niveles tóxicos, pueden causar problemas de salud. En el caso de las vitaminas A y B, estos problemas pueden ser graves e incluso provocar la muerte.

Es posible que las dosis altas de otras vitaminas solubles en agua, como la vitamina C, no sean peligrosas, pero pueden causar efectos secundarios como diarrea o interferir con la absorción de otros nutrientes.

Muchos suplementos para niños tienen sabor o están endulzados para hacerlos más atractivos. Si bien esto podría hacerlos más fáciles de administrar, también introduce azúcares añadidos e ingredientes artificiales en las dietas de los niños, lo que podría socavar los hábitos alimentarios saludables.

También hay que considerar una dimensión psicológica. Dar suplementos rutinariamente a los niños en respuesta a conductas alimentarias normales, como irritabilidad o preferencias alimentarias selectivas, puede enseñarles inadvertidamente que las pastillas son un sustituto de una dieta nutritiva, en lugar de una ayuda temporal.

Entonces, ¿qué deberían hacer los padres?

La forma más fiable de proporcionar a los niños las vitaminas y minerales esenciales es mediante una dieta variada y equilibrada. Esto significa incluir lácteos, carne, aves, pescado, cereales integrales, nueces, semillas, legumbres y una colorida variedad de frutas y verduras.

Si negocia regularmente con un dictador diminuto por un solo guisante, tenga la seguridad de que no está solo. Las investigaciones muestran que casi la mitad de los niños pasan por una fase de quisquilloso a la hora de comer, un comportamiento arraigado en nuestro pasado evolutivo.

quisquilloso con la comida
Es evolución, papá. (Courtney Hale/Firma de Getty Images/Canva)

Los primeros humanos desarrollaron una aversión a los alimentos amargos o desconocidos como mecanismo de supervivencia para evitar posibles toxinas. Al mismo tiempo, aprendieron a buscar y almacenar alimentos sabrosos y ricos en energía para sobrevivir períodos de escasez.

Entonces, ¿cómo pueden los padres alentar gentilmente a los niños pequeños a adoptar opciones de alimentos más saludables y coloridos?

Mezcla las cosas. Mezcle alimentos beige o blancos menos nutritivos con ingredientes más saludables. Por ejemplo, agregue frijoles cannellini y coliflor al puré de papas para aumentar el contenido de nutrientes sin sacrificar la familiaridad. Haga intercambios saludables. Reemplace gradualmente el pan blanco, la pasta y el arroz con versiones integrales. Comience mezclando arroz integral con una porción de arroz blanco para facilitar la transición. Utilice la familiaridad a su favor. Combine alimentos nuevos y coloridos con los favoritos familiares. Ofrezca fruta bañada en yogur o agregue una salsa roja o verde vibrante a la pasta, haciendo que los nuevos sabores sean menos intimidantes.

Al tomar estos pequeños pasos estratégicos, los padres pueden apoyar la nutrición de sus hijos y ayudarlos a desarrollar una relación positiva con la comida, sin importar cuán selectivos puedan ser sus gustos.

Dicho esto, hay casos en los que la suplementación puede ser apropiada, como en niños con deficiencias nutricionales diagnosticadas, afecciones médicas específicas o dietas muy restringidas.

En estos casos, los padres deben buscar el consejo de un profesional de la salud calificado, como un médico de cabecera o un dietista pediátrico. Las señales de advertencia pueden incluir síntomas como estreñimiento persistente o signos de retraso en el crecimiento.

Pero para la mayoría de los niños, los suplementos vitamínicos no son necesarios; pueden estar haciendo más daño que bien.

Nick Fuller es el autor de Padres sanos, niños sanos: seis pasos para el bienestar familiar total. Sus ideas de recetas prácticas y gratuitas para una dieta variada y nutritiva se pueden encontrar en Feedfussykids.com.La conversación

Nick Fuller, director de ensayos clínicos, Departamento de Endocrinología, Hospital RPA, Universidad de Sydney

Este artículo se vuelve a publicar desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.