El candidato del PSC, Salvador Illa, este domingo antes de salir a correr / ACN
Conocí a Salvador durante su etapa en la industria audiovisual. Tiempo después nos reencontramos estando él en el Ayuntamiento de Barcelona. Desde entonces hemos mantenido el contacto, con intensidad variable, y esto me ha permitido conocer distintas facetas del candidato con más posibilidades de presidir la Generalitat.
Al margen de su demostrada capacidad de trabajo y de atención al detalle, quiero destacar el respeto a los demás (como se pudo ver en la despedida a los miembros de la comisión de Sanidad del Congreso, en enero de 2021, agradeciendo las intenciones de ayudar, a pesar de los intensos interrogatorios a los que le sometían semanalmente), la paciencia (la hemos visto de nuevo durante sus recientes comparecencias en las comisiones del Congreso y Senado, encajando excesos verbales de los portavoces), el compromiso (lo ha demostrado dando apoyo, con condiciones que ha exigido cumplir, a los presupuestos de la Generalitat), la empatía y la lealtad (atributos estos que conozco de primera mano).
Los humanos nos mostramos como somos en aquello que hacemos en nuestros momentos de libertad. En el caso de Salvador pienso que lo definen con precisión su preparación y participación en las carreras de fondo y maratones, su pasión por cuidar el huerto (actualmente el de su padre) o su dedicación a la actividad académica y docente (en suspenso desde su incorporación al ministerio de Sanidad). Las tres actividades nos describen una persona resistente, cultivadora y dedicada a los demás.
El lema de su campaña ‘Unir y servir’ vincula dos verbos explícitos de la voluntad de Salvador para Catalunya: buscar el entendimiento para alcanzar una estabilidad que permita a los catalanes progresar.
También avala su candidatura el legado de un proyecto político, el de los socialistas, que ha transformado de forma equitativa y progresista España, Catalunya y Barcelona en todas las etapas que ha gobernado.
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Integridad y competencia, esto es lo que ofrece Salvador Illa a la ciudadanía catalana.
