No lo esperaban. Era sin duda la única situación no prevista por los Mossos d’Esquadra en el dispositivo montado para garantizar la seguridad en el pleno de investidura además de arrestar al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el caso de que, como él había anunciado, compareciese en el acto del Consell de la República en el Arc de Triomf. Y lo hizo poco antes de las nueve de la mañana por el callejón de Sant Benet a apenas unos metros del escenario ante el que esperaban unas 4.500 personas dispuestas a darle la bienvenida.
Puigdemont iba acompañado del secretario general de Junts, Jordi Turull, y de dos hombres con gorra azul que formaban una especie de servicio de seguridad. Luego se vio a algún otro cerca del expresidente cuando acudió al escenario, rodeado de cargos de su partido, y al abandonarlo tras un breve discurso. Allí se subió a un coche blanco y desapareció. Fue la última vez que los Mossos lo vieron y aunque algunos agentes intentaron parar el vehículo no lo consiguieron, se metió hacia la calle Nápoles y de ahí hacia la Meridiana.
«Hemos hecho el ridículo» han explicado fuentes de la policía catalana a este medio sobre esta fuga. Al darse cuenta de que Puigdemont se había vuelto a escapar, esta vez tras aparecer en el centro de Barcelona pese a la orden de detención, el centro de mando de los Mossos, en el que estaba el comisario jefe Eduard Sallent, estableció un dispositivo Gàbia para tratar de detenerlo, pero lo que consiguieron es que se formasen colapsos de tráfico a la salida de la ciudad, en las principales vías catalanas como la AP-7 y la A-2, y cerca de la frontera con Francia y Andorra. Se buscaba a Puigdemont hasta en los maleteros.
Arresto «proporcional»
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Los Mossos habían desplegado unos 400 agentes para blindar el Parlament y detener al expresidente si se presentaba. Lo debían hacer efectivos de la Comisaría General de Información que iban de paisano y que tuvieron controlado en todo momento a Puigdemont. Sin embargo, la policía catalana señala que «aprovechó el número de personas que lo rodeaban» para escapar. Además, remarcan que «el dispositivo que se había diseñado establecía que la detención se hiciera de forma proporcional y en el momento más oportuno para no generar desórdenes públicos».
Por eso, dejaron que hiciera su discurso y esperaban que acudiera junto a la comitiva de políticos hasta el Parlament, que estaba blindado, para allí detenerlo, según fuentes policiales que reconocen que el dispositivo fue insuficiente y Puigdemont se escapó «en directo» mientras la marcha era retransmitida por los medios de comunicación. Los Mossos desmintieron «que hubiera un acuerdo o una conversación previa con el entorno de Carles Puigdemont» para su arresto.
Junto con el dispositivo Gàbia, que duró unas horas, los Mossos iniciaron una investigación. Detuvieron a dos agentes del cuerpo, uno de ellos es Jordi R., el propietario del coche en el que escapó Puigdemont, acusado de omisión de perseguir delitos, que quedó finalmente en libertad. El otro policía arrestado, Xavier M., compareció en los juzgados de Granollers y quedó detenido.
Los investigadores de la Comisaría de Información también identificaron a las dos personas con gorra azul que acompañaban al expresidente: un miembro del mismo cuerpo policial y un bombero. Fuentes policiales explicaron que los citarían a declarar junto a Turull. El juzgado de guardia de Barcelona abrió diligencias cuando uno de los dos agentes detenidos solicitaron un habeas corpus para ser trasladado desde dependencias policiales.
Quejas sindicales
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El dispositivo fallido para atrapar a Puigdemont ha pasado factura a los responsables políticos del Departament d’Interior de ERC y a los mandos del cuerpo. Los sindicatos policiales SAP-Fepol, SME-Fepol y Fepol han pedido al Govern y a la dirección de los Mossos explicaciones por permitir la llegada de Puigdemont y su posterior fuga.
Consideran que más allá del «ridículo» que parece que los Mossos d’Esquadra han hecho esta jornada, los sindicatos instan a la ciudadanía a distinguir entre los agentes y su dirección política, a quienes acusa de ser la responsable de la «incompetencia» de este jueves. También piden al futuro Govern que «solucione la falta de dirección estratégica y liderazgo que sufre el cuerpo».
Por su parte el sindicato de Mossos Uspac también reclamó explicaciones a la cúpula de Interior y a la de los Mossos por el «descrédito» del cuerpo con esta fuga y han añadido que los agentes que cumplen sus funciones a pie de calle no lo merecen.
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Por su parte, el sindicato policial JUPOL considera “escandalosa y vergonzosa” la fuga del expresidente catalán con una orden de detención en vigor y creen que los Mossos, «como ya hicieran en octubre de 2017 han representado una dejación de funciones inadmisible y han permitido, no solo que un prófugo de la justicia acceda a territorio español sin llevar a cabo su detención, sino que han permitido incluso que lleve a cabo un acto público en territorio nacional, escoltado por agentes de esta policía autonómica».
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