Pero la telenovela secesionista favorita de Europa parece haber llegado a su fin, al menos por ahora.
El pasado mes de mayo, los partidos nacionalistas no logró obtener una mayoría en el parlamento regional de Cataluña por primera vez en 30 años. En cambio, los votantes respaldaron a Salvador Illa, de 58 años, un político socialista pro unionista que hizo campaña sobre temas sociales en lugar de separatismo.
Illa, con gafas y de voz suave, que se desempeñó como ministro de Salud de España durante la crisis de Covid y es cercano al primer ministro español Pedro Sánchez, a menudo es presentado como un tecnócrata aburrido.
«Lo que quiero es gobernar», dijo Illa en una entrevista con POLITICO en su primer viaje a Bruselas desde su elección.
Por “gobernar”, el líder socialista dijo que se refería a desviar el foco en Cataluña del movimiento independentista que ha monopolizado la escena política durante décadas y, en cambio, centrarse en políticas directas para mejorar la calidad de vida en una de las regiones más prósperas de España.
Illa destacó que defiende firmemente «el autogobierno de Cataluña», pero añadió que esto debería ocurrir dentro de una «España plural y diversa».