Cuando Lily llegó al Ontario SPCA Sudbury & District Animal Center con sus ocho cachorros, una cosa estaba clara: había dado todo por ellos.
Los cachorros, aunque pequeños, tenían una salud perfecta, adorable, regordeta, con piel brillante y pequeñas voces chirriantes. Pero Lily, su valiente y agotada mamá, apenas se aferraba a la vida.
Estaba extremadamente demacrada, con costillas visibles debajo de su pelaje estirado, huesos de cadera que sobresalía y una columna vertebral que sobresalía en bultos irregulares a lo largo de su espalda. Su condición era un testimonio de cuánto había sacrificado para cuidar a sus cachorros.
Miembro de la comunidad va más allá
Pero Lily no estaba sola en su lucha. Jean, un residente compasivo de Wikwemikong, una primera nación sin ceder en la isla de Manitoulin, compartió el mismo amor feroz por los animales. Jean sabía que Lily necesitaba ayuda urgente, pero los desafíos en su comunidad eran inmensos. No había centros de animales locales, y el veterinario más cercano estaba a 45 minutos. La falta de atención veterinaria accesible significaba que los animales en el área a menudo no se desvanecían y no se pagan, lo que provocó una sobrepoblación y más animales de los que la gente podía cuidar.
Decidido a marcar la diferencia, Jean regularmente tomaba el asunto en sus propias manos, utilizando sus recursos para llevar a los animales de su comunidad al Centro de Animales Sudbury & District.
Jean había estado trabajando duro para cuidar a Lily y sus cachorros en Wikwemikong, pero la situación era grave. La familia peluda necesitaba más de lo que podía ofrecer. Entonces, ella los llevó al Centro de Animales Sudbury & District, donde podían recibir la atención médica y la atención que necesitaban desesperadamente.
Un final feliz para Lily y sus cachorros
Lily y sus cachorros florecieron bajo nuestro cuidado. Inmediatamente comenzamos a alimentar a Lily cada dos horas y monitoreamos de cerca su recuperación. Poco a poco, su pelaje engrosado, su cuerpo comenzó a llenarse y recuperó su fuerza. Cuando no estaba cuidando a sus cachorros, Lily disfrutó de acurrucarse con su equipo de cuidado de animales e incluso pasó a caminar para absorber la atención.
Hoy, Lily, ahora llamada Peaches, se ha recuperado por completo. Ya no demacrados y agotados, los duraznos disfrutan de roces, golosinas y jugando con sus juguetes favoritos. Ahora vive en su casa para siempre, donde es un amado perro de lapd, acurrucado con su nueva familia y vive la vida que siempre merecía.
La historia de Lily es un recordatorio del profundo impacto que las personas compasivas pueden tener en los animales necesitados.
Como una organización benéfica registrada que no recibe fondos anuales del gobierno, la SPCA y la Sociedad Humana de Ontario depende de la generosidad de los donantes para ayudar a animales como Lily y sus cachorros. Si su historia lo conmovió, considere donación hoy.