Un estudio realizado por el sindicato UGT-CTAC de España ofrece una idea de la presión y el estrés adicionales sufridos por las personas por cuenta propia.
Seis de cada 10 trabajadores no salarados en el país admitieron haber tenido cambios de humor frecuentes.
El informe implicó reunir grupos focales con 54 trabajadores independientes que cubren un campo amplio que incluye entrenadores personales, vendedores y abogados.
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Los grupos hablaron sobre las semanas de larga data y la incertidumbre sobre cuánto ganarían cada mes para cubrir las facturas.
Los hallazgos mostraron que el 25% de ellos trabajó más de 50 semanas por semana en marcado contraste con poco menos del 3% de las personas en trabajos asalariados.
Hablando con El PeriódicoPresidente de Dani García de la sucursal por cuenta propia de la Unión UGT, el CTAC, dijo: «Los trabajadores independientes son para las grandes empresas lo que las piezas pequeñas son para los automóviles, ya que sin ellos no funcionarían».
Los planes para reducir la semana laboral en España a 37.5 horas amenazan con ampliar la brecha entre los asalariados y no salarados, según García.
«Hay trabajadores de primera y segunda clase, que siempre ha sido el caso», comentó.
La incertidumbre sobre los ingresos mezclados con largas horas y pasar tiempo solo crea estrés y depresión.
El informe UGT-CTAC habla sobre las preocupaciones de que los clientes dejan de pagar a un empleado o llegan tarde, dejándolos en problemas financieros para pagar las facturas y las contribuciones del Seguro Social.
Algunas de las citas de los miembros del grupo focal incluyen: «Es un estrés constante, como siempre, debe ser consciente de todo» o «a los ojos del Tesoro, somos delincuentes».
En el lado positivo está la capacidad de hacer lo que quiera en cualquier momento.
Un encuestado dijo: «Una de las grandes ventajas que tengo como freelancer es que puedo llevar a mis hijos a la escuela».
Otro declaró: «Está claro que la libertad tiene un alto precio y que si no hay razón para justificarla, puede que no valga la pena, a menos que realmente le guste su trabajo».