Los debates que se cierran en falso siempre vuelven y, normalmente, lo hacen cargados de picante. Esto es lo que le está ocurriendo en los últimos días en la Federación de ERC en Barcelona. La pugna por liderar el partido en la ciudad, que enfrenta a dos candidaturas y se dirimirá el 26 de abril, ha reabierto el debate interno sobre si ERC debe entrar a formar parte del gobierno municipal del alcalde Jaume Collboni (PSC). Esta es una cuestión que tensó con fuerza el partido de Junqueras hace un año y que parecía que los republicanos habían conseguido enterrar. Hasta ahora.
Para entender el origen del conflicto hay que ir al mes de junio de 2024. ERC se planteó entonces seriamente la posibilidad de entrar en el gobierno de Barcelona. Firmó un preacuerdo con Collboni e incluso llegó a convocar un congreso para que los militantes tomaran una decisión final. Sin embargo, allí todo salió mal. El congreso se tuvo que suspender por exceso de asistentes, se aplazó la decisión y nunca más se volvió a convocar. Como el partido nunca dio un final a esa controversia, ahora que está en disputa el liderazgo de ERC en Barcelona, ha vuelto con fuerza.
La candidatura que ha puesto el tema sobre la mesa es la que agrupa a los críticos con la dirección y que lideran Creu Camacho y Miquel Colomé. A priori cuentan con menos posibilidades de victoria, y han decidido jugar a fondo esta carta con esta promesa: «Antes del verano, convocaremos una votación telemática para que la militancia decida si entramos o no en el gobierno de Collboni». La estrategia es apelar al militante descontento con aquel congreso fallido que se suspendió y nunca más se supo.
La otra candidatura la lideran Eva Baró -actual líder de ERC en la ciudad- y Lourdes Arrando y tiene el apoyo de la dirección a nivel catalán de Oriol Junqueras. Dispone de mejores cartas para ganar, pero se expone al desgaste del recuerdo de aquel fatídico congreso, que Baró fue la encargada de convocar. Esta candidatura no es partidaria, de entrada, de hacer una consulta. Considera que, desde aquel junio, «el contexto político ha cambiado mucho». Su propuesta es convocar antes del verano una asamblea con todos los militantes para abordar el asunto. La idea es intentar captar allí si los afiliados quieren recuperar la idea de gobernar con el PSC y, si es así, entonces poner en marcha la maquinaria interna. Consulta incluida. Si no, desechar la idea definitivamente.
La decisión de gobernar con el PSC en Barcelona no es fácil de tomar y sacudiría con fuerza no solo el consistorio barcelonés, sino todo el tablero político catalán. Entre las ventajas, ERC lograría mucha más visibilidad en la política municipal de la que tiene ahora como partido de la oposición. Además, recuperaría poder institucional tras su reciente salida de la Generalitat. Son varios los que piensan que tener este foco les reforzaría de cara a las municipales de 2027. Pero también hay detractores que defienden que ir de la mano del PSC desdibujaría el partido y eso les acabaría pasando factura en las urnas. «A dos años de las municipales no tiene sentido dar este paso», defiende una voz autorizada del partido. El alcalde Collboni tampoco ha dicho si su oferta para sumar a los republicanos sigue en pie.
¿Qué piensa Junqueras?
Para completar el cuadro, hay que saber que piensa el líder del partido, Oriol Junqueras, de todo este debate renacido. Él fue partidario en su día de gobernar con Collboni, pero poco a poco fue abandonando la idea hasta descartarla. Llegó a la conclusión de que, si entraba en el ejecutivo municipal y gobernaba codo con codo con los socialistas, no podría marcar perfil con el gobierno de la Generalitat, que también tiene al socialista Salvador Illa al frente. En una entrevista reciente con EL PERIÓDICO, la número dos del partido, Elisenda Alamany, aseguró que este debate ya no estaba «sobre la mesa».
Salvador Illa y Oriol Junqueras, en el Palau de la Generalitat / EFE
La dirección de Junqueras sabe que es un tema delicado y ha optado por no posicionarse. Esta semana, el portavoz adjunto de ERC, Isaac Albert, cedió toda la responsabilidad a la Federación de Barcelona. «Lo que pase en Barcelona lo decidirá Barcelona y la dirección que salga del próximo congreso», dijo. Es decir, trasladó la decisión a la ganadora de las primarias. Baró o Camacho, pues, tendrán todo el poder para decidir como encaran el debate. La primera convocará una asamblea exploratoria sobre cuál es el sentir la militancia. La segunda convocará directamente una consulta. Lo que no podrá hacer ninguna de la dos es volver a cerrar el debate en falso. Sea cual sea, deberán darle a esta controversia el final definitivo que no tuvo hace un año.
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