El sueño se puede experimentar de manera muy diferente de una persona a la siguiente
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Diferentes personas pueden experimentar uno de los cinco tipos de sueño, y estos perfiles destacan cómo nuestro cierre afecta nuestra salud.
Investigaciones anteriores han encontrado asociaciones entre el sueño y la cognición, la salud mental y las afecciones físicas, como la enfermedad cardíaca. Pero estos estudios a menudo analizan la relación con solo un aspecto del sueño, como su duración o calidad.
Para adoptar un enfoque más holístico, Valeria Kebets de la Universidad de Concordia en Montreal, Canadá, y sus colegas analizaron la asociación entre siete factores relacionados con el sueño, como la satisfacción del sueño y el uso de ayudas para dormir, y otras 118 medidas, incluida la cognición, el uso de sustancias y la salud mental. Recolectaron datos, incluidas pruebas cognitivas, encuestas de sueño y escaneos cerebrales de 770 adultos de entre 22 y 36 años que vivieron en los Estados Unidos y no tenían condiciones de salud conocidas.
A partir de esto, los investigadores identificaron cinco perfiles de sueño distintos. El primero se caracterizó por un patrón general de mal sueño (mayores trastornos del sueño, disminución de la satisfacción del sueño y tomando más tiempo para conciliar el sueño) y peor de la salud mental, como la depresión y los síntomas de ansiedad, así como la ira, el miedo y el estrés.
Los escaneos cerebrales de las personas en este grupo también mostraron una disminución de la conectividad entre las redes involucradas en la autorreflexión, como la red temporoparietal, y los responsables de la atención y las tareas, como las redes de atención somatomotora y dorsal. Esto podría indicar interrupciones en la capacidad del cerebro para cambiar entre el mundo interno y externo, según los investigadores. Por ejemplo, las personas en esta categoría pueden reflexionar sobre sus pensamientos y sentimientos, en lugar de centrarse en su entorno externo.
Las personas en el segundo perfil de sueño también mostraron signos de peor salud mental, particularmente relacionadas con la falta de atención, pero no las dificultades del sueño. Más bien, tenían un sueño decente en general. “Hemos interpretado esto como resistencia al sueño”, dice Kebets. “Tan peor de la salud mental, lo que no necesariamente afecta el sueño”. Las personas que se ajustan a este perfil también carecían de los patrones de conectividad cerebral observados con el primer grupo, lo que sugiere que estos patrones están específicamente relacionados con problemas de sueño, en lugar de la salud mental general.
Mientras tanto, el tercer perfil exhibió una relación entre el uso de ayudas para el sueño, como medicamentos recetados o incluso solo tés comercializados como ayuda para dormir, y la memoria más pobre y el reconocimiento emocional, que es la capacidad de identificar el estado emocional de alguien a través de señales como sus expresiones o lenguaje corporal. Esto podría explicar por qué las personas que se ajustan a este perfil habían disminuido la conectividad en las regiones del cerebro involucradas con la visión, la memoria y la emoción.
El cuarto perfil se distinguió al dormir menos de 7 horas por noche, la cantidad recomendada como mínima. Esto se asoció con una peor precisión y tiempos de reacción más largos en las pruebas cognitivas que miden el procesamiento emocional, el lenguaje y las habilidades sociales. Este perfil también se asoció con comportamientos más agresivos y una mayor conectividad en las redes cerebrales. Estudios anteriores de la privación del sueño han encontrado aumentos similares en la conectividad, lo que sugiere que esto es indicativo de la deuda del sueño.
La agresión también ocurrió en el quinto perfil, que se caracterizó por perturbaciones del sueño, como despertarse varias veces por noche. Estas perturbaciones se asociaron con un peor procesamiento del lenguaje y memoria de trabajo, así como signos de una salud mental más pobre, incluidos los síntomas de ansiedad y el uso indebido de sustancias.
Estos hallazgos nos acercan a comprender la compleja relación entre el sueño y la salud, dice Kebets. “El sueño es tan central en su sentido de bienestar, y está relacionado con la cognición, la salud física, la salud mental, el uso de sustancias, tantos aspectos de su funcionamiento”.
Pero no todos los participantes encajan perfectamente en un perfil, dice Kebets. Los investigadores tampoco encontraron evidencia de relaciones causales entre los perfiles del sueño y los rasgos, solo de las asociaciones. Sin duda también habrá una proporción significativa de personas que regularmente experimentan un sueño de buena calidad. Además, los participantes eran en su mayoría blancos, por lo que el estudio puede haber perdido los perfiles de sueño que existen entre otras etnias.
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