En una medida que ha conmocionado a Valencia y al Partido Popular, Carlos Mazón anunció el lunes por la mañana que dimitirá como presidente de la Generalitat Valenciana. La decisión, repentina pero esperada desde hace mucho tiempo, se produce tras un fin de semana de intensas negociaciones con la dirección nacional del PP, incluido el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo.
Mazón, citando una pérdida de “fuerza” para continuar en el cargo, apeló a la mayoría parlamentaria del Parlamento Valenciano (Les Corts) para elegir un nuevo líder capaz de dirigir la región a través de los esfuerzos de recuperación en curso y la incertidumbre política. “Ha llegado el momento de que alguien más impulse los esfuerzos de recuperación”, dijo, instando a una elección “responsable” de su sucesor.
A pesar del anuncio, varias preguntas clave siguen sin respuesta, incluida si Mazón renunciará a su escaño parlamentario, lo que le quitará la inmunidad procesal, y quién lo sucederá como jefe del gobierno valenciano.
Durante su declaración, Mazón reveló que había hablado con el rey Felipe VI, agradeciéndole su apoyo, y destacó los esfuerzos de reconstrucción en curso en las zonas devastadas por la tormenta DANA del año pasado.
Tormentas, críticas y controversia
El anuncio se produce en medio de las persistentes consecuencias de la tormenta DANA del año pasado, que devastó la provincia de Valencia. Mazón se enorgulleció del trabajo de reconstrucción de la región pero no rehuyó las críticas al gobierno nacional. Acusó al gobierno de Pedro Sánchez de abandonar Valencia por “razones políticas”, lo que obligó al gobierno regional a actuar solo en la reconstrucción de viviendas, carreteras y comunidades.
Sin embargo, el mandato de Mazón no estuvo libre de controversias. El presidente admitió que se había equivocado al asistir a un almuerzo en El Ventorro durante el peor momento del desastre. “Si hubiera sabido la magnitud de la tragedia, la habría cancelado inmediatamente”, afirmó. El incidente desató una ola de críticas por parte de los partidos de oposición, que Mazón calificó de “interesados”, aunque reconoció el derecho de las víctimas a expresar su frustración.
La batalla por la sucesión se intensifica
Con la salida de Mazón, el panorama político de Valencia está entrando en aguas inexploradas. Juanfran Pérez Llorca, secretario general del PPCV y hombre de confianza cercano a Mazón, se perfila como el favorito para tomar las riendas. Considerado un candidato de continuidad y estabilidad, su ascenso podría ayudar al partido a mantener la cohesión y tranquilizar a los votantes.
Otros posibles sucesores incluyen a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, aunque el temor a perder la capital hace que su candidatura sea incierta, y Vicent Mompó, presidente del Consejo Provincial de Valencia, cuya falta de un escaño parlamentario complica una transición sencilla.
Vox tiene ahora el poder de determinar el siguiente paso. Al apoyar a un candidato, el partido de extrema derecha podría permitir una sucesión sin problemas. De lo contrario, el proceso parlamentario podría fallar, lo que obligaría a celebrar elecciones regionales anticipadas, probablemente previstas para mayo de 2026.
Valencia en una encrucijada
La dimisión de Mazón supone un punto de inflexión para la Comunidad Valenciana. El próximo presidente enfrenta el doble desafío de completar la recuperación después de la tormenta y al mismo tiempo navegar en un panorama políticamente fragmentado. Con un alto escrutinio público y mayores riesgos políticos, la región entra en un período de incertidumbre que podría remodelar su futuro político.
Por ahora, Mazón sigue en un rol actoral, pero el tiempo corre. Cinco meses es el límite legal antes de que se confirme un nuevo presidente o se convoque a los votantes a las urnas, un plazo que añade urgencia al drama que se desarrolla.
Valencia, alguna vez conocida por su tranquilo encanto costero, ahora se encuentra en el centro de una tormenta política, con el próximo capítulo de su liderazgo listo para redefinir la trayectoria de la región.