En un paso decisivo para las ambiciones financieras digitales del continente, nueve grandes bancos europeos han anunciado un consorcio para lanzar una moneda estable denominada en euros en la segunda mitad de 2026. El proyecto es mucho más que un experimento tecnológico: es un desafío abierto al dominio de las fichas vinculadas al dólar estadounidense, una apuesta por la soberanía financiera y una señal de que Europa tiene la intención de dejar de reaccionar ante la innovación y comenzar a darle forma.
La nueva línea del frente
Los bancos involucrados (entre ellos ING, UniCredit, SEB, CaixaBank, DekaBank, KBC, Danske Bank, Banca Sella y Raiffeisen Bank International) están formando una nueva empresa con sede en los Países Bajos para emitir la moneda estable. Planean ofrecer un activo vinculado 1:1 al euro, que cumpla con la regulación de la UE bajo el marco de Mercados de Criptoactivos (MiCA), regulado como un instrumento de dinero electrónico. El objetivo: construir una vía de pago digital alternativa que sea rápida, barata, eficiente e interoperable a través de fronteras.
Por el contrario, el mercado de monedas estables de Europa es todavía pequeño. Si bien los gigantes vinculados al dólar (USDC, USDT) dominan a nivel mundial (representan la mayor parte del valor de mercado de las monedas estables), los tokens respaldados por euros siguen siendo un nicho. Según estimaciones recientes, las monedas estables en euros suman menos de mil millones de euros en comparación con los cientos de miles de millones de sus homólogas estadounidenses.
La ambición de este consorcio es cerrar esa brecha, no simplemente lanzando otra moneda estable en euros, sino ofreciendo una con el peso, la confianza y la claridad regulatoria que solo algunos de los bancos más grandes de Europa pueden aportar.
Motivos estratégicos: autonomía, regulación y apalancamiento
Las motivaciones detrás de este impulso son múltiples.
En primer lugar, la autonomía estratégica. El sistema financiero europeo ha dependido durante mucho tiempo de la infraestructura en dólares estadounidenses para pagos, liquidaciones transfronterizas y tokens criptográficos. Una euro-stablecoin ofrece una manera de reducir la exposición al riesgo regulatorio estadounidense, las limitaciones de oferta de dólares y las decisiones políticas tomadas lejos de Bruselas o Frankfurt.
En segundo lugar, la claridad regulatoria bajo MiCA. La regulación de los Mercados de Criptoactivos de la UE entró en pleno vigor en 2025, estableciendo reglas para la emisión, el respaldo de reservas, la transparencia, la protección del consumidor, el cumplimiento contra el lavado de dinero (AML) y la supervisión de las monedas estables. Al diseñar su moneda estable para que sea totalmente compatible con MiCA, los bancos esperan evitar la inseguridad jurídica que afecta a muchas monedas estables cripto-nativas, especialmente aquellas que operan en todas las jurisdicciones.
En tercer lugar, economías de escala y confianza. Los emisores tradicionales de monedas estables (empresas de criptomonedas, fintechs, proyectos fuera de la banca regulada) a menudo luchan con la credibilidad, especialmente en torno a las auditorías de reservas, el cumplimiento normativo y el riesgo de contraparte. Los bancos aportan relaciones existentes, sistemas de custodia, marcos legales y reputaciones de marca que podrían darle una ventaja a la nueva moneda estable del euro.
Por último, existe el potencial de crecimiento de los pagos y la tokenización de activos digitales. Las ineficiencias en los pagos transfronterizos, los retrasos y los altos costos siguen siendo una fuente de fricción. El consorcio apuesta a que la tecnología blockchain (programabilidad, liquidación 24 horas al día, 7 días a la semana, reducción de los pasos de las contrapartes) puede desbloquear eficiencias en todo, desde las cadenas de suministro hasta la liquidación de valores, no solo las remesas.
Desafíos: obstáculos, competencia y credibilidad
Sin embargo, el camino por recorrer dista mucho de ser fácil.
Un desafío es la competencia arraigada. Las monedas estables respaldadas por dólares estadounidenses ya gozan de escala, liquidez, uso global, integraciones con intercambios y billeteras, y un amplio conocimiento. Operan en un mercado profundamente arraigado en la infraestructura criptográfica, las finanzas descentralizadas (DeFi) y los corredores de remesas transfronterizos. Europa necesitará encontrar una manera de persuadir a las empresas, las bolsas y los consumidores de que su oferta es igualmente confiable, utilizable y eficiente.
Otro problema es la complejidad regulatoria y transfronteriza. Si bien MiCA proporciona un marco, la implementación entre los estados miembros puede diferir. Los bancos tendrán que sortear cuestiones legales derivadas, licencias, desafíos AML/KYC, requisitos de custodio y supervisión por parte de múltiples reguladores nacionales. Garantizar el respaldo de reservas, evitar el fraude y mantener la transparencia no son tareas triviales en el espacio de las monedas estables.
Los problemas de confianza también son graves. Los usuarios y los actores institucionales querrán saber: ¿cuán líquidas son las reservas? ¿Dónde están retenidos? ¿Están en instituciones de la zona del euro o en bancos de terceros países sujetos al juicio de Estados Unidos? ¿La moneda estable mantendrá su vinculación bajo estrés? ¿Habrá resiliencia operativa (tiempo de inactividad, seguridad, amenazas cibernéticas)?
También existe la tensión entre innovación y supervisión. Los bancos son tradicionalmente reacios al riesgo; moverse rápido en cripto o blockchain implica riesgos de daños a la reputación, multas regulatorias o contratiempos operativos. Será clave si el consorcio puede igualar la agilidad de los emisores cripto-nativos y al mismo tiempo satisfacer la prudencia regulatoria.
Finalmente, el tiempo importa. Las instituciones bancarias deben construir, probar, garantizar la adopción por parte de los usuarios y asegurar la aprobación de los reguladores, todo antes de la ventana de lanzamiento prometida en el segundo semestre de 2026. Los retrasos o los pasos en falso podrían erosionar la confianza y permitir que las monedas estables estadounidenses profundicen aún más su dominio.
Implicaciones para Europa y más allá
Si tiene éxito, la moneda estable del euro podría cambiar muchas dinámicas en las finanzas globales.
La soberanía monetaria se vería reforzada: con un token confiable vinculado al euro, las empresas y los consumidores europeos podrían realizar transacciones digitales con menos dependencia de los sistemas estadounidenses, la liquidez en dólares o la supervisión regulatoria estadounidense. Podría reducir los riesgos de “dolarización” –tanto en las percepciones como en la práctica–, particularmente para los países que hacen negocios con o dentro de Europa.
La eficiencia del sistema de pagos podría generar grandes ganancias. Los pagos transfronterizos en Europa siguen siendo relativamente lentos y caros en comparación con lo que promete blockchain. La liquidación instantánea, los pagos programables (pagos condicionales, contratos inteligentes) y la disponibilidad 24 horas al día, 7 días a la semana podrían reducir la fricción, reducir los costos y respaldar nuevos modelos de negocio.
La presión competitiva sobre las monedas estables estadounidenses aumentará. Si la moneda estable del euro tiene éxito a gran escala, los emisores estadounidenses podrían enfrentar un escrutinio regulatorio más estricto en Europa, presión para cumplir con las reglas de transparencia o reserva de divisas y desafíos a su dominio en ciertos corredores.
La regulación y las normas podrían evolucionar. La iniciativa podría ayudar a Europa a establecer puntos de referencia para la regulación de las monedas estables, los estándares de reserva, la resiliencia operativa y la interoperabilidad transfronteriza. Las instituciones financieras globales e incluso los reguladores no pertenecientes a la UE pueden observar de cerca y adaptarse.
Qué mirar desde ahora hasta el lanzamiento
Varias señales darán pistas sobre si la moneda estable del euro puede cumplir sus expectativas.
Aprobaciones regulatorias: La clave será si el consorcio obtiene las licencias requeridas (especialmente como institución de dinero electrónico) y si las autoridades nacionales y el BCE se alinean en materia de supervisión.
Estructura de reservas y auditores: la calidad, la transparencia y la liquidez de las reservas mostrarán si el token está diseñado para tiempos difíciles, no solo para buenos tiempos.
Integraciones de infraestructura transfronteriza: ¿Se podrá utilizar la moneda estable en todos los países de la UE, en las principales bolsas, billeteras de pago y sistemas comerciales? Su utilidad depende de la absorción.
Interoperabilidad con el euro digital: el proyecto del euro digital del sector público está en curso y está previsto para una fecha posterior. Será importante cómo interactúe o compita la nueva moneda estable respaldada por bancos con el euro digital, ya sea complementaria o contradictoria.
Adopción por parte de consumidores y empresas: si las empresas ven ahorros de costos o si los consumidores lo utilizan para pagos digitales, remesas o transacciones diarias. Los pilotos, la incorporación de comerciantes y las integraciones de billeteras lo dirán.
Respuesta de los emisores y la regulación de las monedas estables de EE. UU.: cómo se ajustan las empresas estadounidenses y si los marcos regulatorios de los EE. UU. (como la legislación sobre monedas estables promulgada recientemente) afectan el panorama competitivo.
La última palabra
Los bancos europeos están haciendo una declaración audaz: la era del dominio de las monedas estables denominadas en dólares puede que ya no sea inexpugnable. Si nueve de sus principales instituciones financieras pueden construir una moneda estable vinculada al euro que sea estable, escalable, regulada y ampliamente adoptada, no solo cambiarán la dinámica del mercado, sino que también profundizarán la autonomía financiera de Europa en una era en la que el dinero digital es cada vez más central para el comercio, la innovación y la soberanía globales.
Pero el éxito está lejos de ser seguro. La iniciativa debe superar barreras técnicas, regulatorias y de confianza. Las monedas estables estadounidenses no son estáticas; tienen impulso, liquidez, efecto de red y ecosistemas construidos a lo largo de años.
Aún así, este esfuerzo es la señal más clara de Europa hasta el momento de que el futuro del dinero digital no se escribirá simplemente en Silicon Valley o Wall Street, sino también en Frankfurt, Milán, Amsterdam, Madrid y Estocolmo. Para el mundo de los pagos, la liquidación y las monedas estables, 2026 podría marcar un punto de inflexión.