De todos los asuntos que pueden remover las aguas internas en el PSOE, la financiación autonómica es el que suele provocar mayor marejada. El partido comenzó agitado el mes de agosto y lo termina con un golpe de Pedro Sánchez encima de la mesa. El secretario general ha decidido adelantar a otoño el congreso federal para, entre otras cosas, activar la renovación de los liderazgos territoriales. Un movimiento que, casualmente o no, coincide con la tempestad desatada por algunas federaciones socialistas contra lo que ERC llama «concierto económico solidario» y la dirección del PSOE, «financiación singular».
Desde que se conoció el acuerdo firmado por el PSC, los barones se han movido entre el rechazo frontal de algunos, las dudas de otros y los recelos de casi todos. Aunque las tensiones territoriales son cíclicas en el PSOE, esta vez la irritación alcanza a federaciones afines a Sánchez, como Andalucía, Madrid y Extremadura. Estas dos últimas, junto con las de Aragón, Cantabria y Castilla y León, reclamaron a Sánchez que reúna a todos los barones en el Consejo de Política Federal para explicarles el acuerdo. La ejecutiva aragonesa, incluso, solemnizó el pasado jueves su no en una votación en la que no participaron los afines al secretario general.
Varias ejecutivas regionales avanzaron que se reunirán a la vuelta de las vacaciones para fijar posición, por lo que la tormenta puede arreciar. En parte, el silencio de la dirección del partido durante tres semanas alimentó el malestar, hasta que Montero lanzó las primeras señales de que la singularidad puede ser extensible a todas las comunidades, lo que ha permitido que algunos dirigentes autonómicos hayan modulado sus tiranteces y defiendan ahora una financiación singular para sus territorios. Y como la mayoría en la oposición, le exigen al PP que pelee por esa singularidad.
A la espera de los primeros compases del curso político, estas son las posiciones que han defendido los barones del PSOE.
[–>Como suele ser habitual, Emiliano García–Page, presidente de Castilla-La Mancha, fue el líder territorial más vehemente en mostrar su disconformidad ante el pacto con ERC: «Es inasumible. Hasta aquí». Aunque felicitó a Illa por su investidura, manifestó sentir «profunda vergüenza y sonrojo» por el acuerdo y recriminó al Gobierno central que es «un precio demasiado caro por mantener un puesto». «Solo faltaría que toda la fiesta independentista la terminemos pagando entre todos. Singulares somos todos», zanjó.
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Mucho más cercano a Sánchez es el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, pero en este caso también salió en tromba contra el pacto, augurando que «no se llevará a cabo nunca». «No podemos coser la unidad territorial del país por un lado descosiéndola por el otro. No vamos a defender ninguna quiebra del régimen común de financiación autonómica. Las comunidades más ricas deben aportar más a la solidaridad del sistema de financiación», ahondó.
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La de Aragón se ha convertido en la primera ejecutiva socialista que rechaza formalmente el cupo catalán, por considerarlo «lesivo» para la comunidad. Todos los presentes en la reunión apoyaron el no al pacto PSC-ERC, pero algunos dirigentes afines a Sánchez se ausentaron de la votación. El rotundo rechazo de los aragoneses, que se ha plasmado también en una iniciativa en las Cortes regionales en la que apuestan por una reforma de la financiación autonómica «sin privilegios», lo había explicitado semanas atrás el propio jefe de filas, Javier Lambán, otro de los barones más alejados del secretario general, que calificó como una «quiebra brutal» de la igualdad entre las regiones españolas e insistió en que su comunidad también tiene «singularidades».
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El líder de la federación socialista más numerosa, Juan Espadas, declaró que «los socialistas andaluces no estamos de acuerdo con un concierto económico catalán». El exalcalde de Sevilla, como sus compañeros, reclamó un «nuevo modelo» por el cual se pondere «las singularidades de las comunidades de régimen común que garantice que cualquier ciudadano tenga acceso a los servicios públicos básicos en cualquier punto del territorio». Y ha reclamado al presidente de la Junta, el popular Juanma Moreno, una reunión para consensuar una propuesta.
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El presidente de Asturias, Adrián Barbón, no se ha sumado a la petición de una reunión con Sánchez, pero ha sido claro en su oposición a la financiación singular: «Asturias tiene definida su posición histórica. Estamos en contra de la salida de cualquier comunidad autonómica del régimen común y en contra del principio de ordinalidad, que viene a decir que cada comunidad reciba lo mismo que lo que aporta». La posición de Barbón es muy relevante por ser un fiel aliado de Sánchez y porque, con ello, las dos únicas comunidades del régimen común que gobierna el PSOE, Asturias y Castilla-La Mancha, han dado la espalda a la singularidad.
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El líder de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo, fue el primer barón que exigió la convocatoria del Consejo de Política Federal, defendiendo que la «llave de la caja» de la financiación autonómica la debe conservar el Estado. «Si cada comunidad tiene una copia, cada uno meterá la mano, no en función de sus necesidades, sino de las oportunidades”, argumentó.
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Otro barón cercano a Sánchez, el madrileño Juan Lobato, ha hecho patentes sus dudas sobre la singularidad pactada con ERC, aunque ha evitado el choque directo con la dirección del partido, confiando en que el modelo que finalmente se aplique continúe garantizando la solidaridad entre comunidades autónomas.
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No todo es oposición al acuerdo PSC-ERC dentro del PSOE. Algunos barones han apoyado plenamente el pacto, entre ellos los dos ministros del Gobierno, la valenciana Diana Morant y el canario Ángel Víctor Torres. También el gallego José Ramón Gómez Besteiro y el murciano Pepe Vélez, además de los socialistas de Baleares y, claro, de las federaciones vasca y navarra, a cuyas autonomías no les afecta el pacto porque ya cuentan con concierto económico. El cántabro Pablo Zuloaga también ha dado el visto bueno, aunque se ha sumado a los compañeros que piden una cónclave de todos los barones con Sánchez.
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