Es uno de los flagelos de la vida en el mundo moderno: inflamación crónica. Esta respuesta inútil del sistema inmunológico del cuerpo está relacionada con el envejecimiento acelerado y con afecciones como accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.

¿Qué pasaría si pudiéramos atenuarlo consumiendo ciertos alimentos, como espinacas, nueces y salmón? Ésa es la promesa de las dietas antiinflamatorias, a menudo defendidas en términos vagos por los medios de comunicación y la industria de la nutrición. Eso podría provocar que los científicos pongan los ojos en blanco. Pero una investigación reciente revela que este enfoque no es tan caprichoso como parece y ofrece una imagen matizada de los vínculos entre los alimentos, la inflamación y nuestra salud a largo plazo.

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La inflamación es una parte crucial de nuestra respuesta a las lesiones y enfermedades. Pero cuando el cuerpo continúa desplegándolo incluso cuando no hay traumaesto resulta en una inflamación crónica. No está claro exactamente por qué ocurre esto, pero la genética, el medio ambiente y el estilo de vida influyen. Puede detectarse midiendo ciertos marcadores químicos en la sangre y se ha relacionado cada vez más con una mala salud.

«La inflamación crónica es un factor impulsor de muchas enfermedades comunes, incluidas las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la artritis y la demencia», dice Juan Mathers en la Universidad de Newcastle en el Reino Unido. También ha sido implicado en algunas condiciones de salud mental.

Pero ¿cómo…?