«Has logrado 40 segundos de concentración ininterrumpida».
Al parecer, esto es motivo de celebración. Durante los últimos 10 minutos, he estado mirando mi teléfono, tratando de mover una bola digital cuesta arriba usando nada más que el poder de mi mente. Los auriculares Mendi que llevo analizan mi actividad cerebral y la reflejan en el juego. Cuanto más me concentro, más alto sube la pelota.
Se supone que este ejercicio ejercita mi músculo mental, del mismo modo que uno podría usar pesas para entrenar el músculo físico, lo que en última instancia mejora mi concentración y reduce mi estrés.
Como miles de personas, he pasado años usando un reloj inteligente que me ayuda a realizar un seguimiento de mi estado físico y mejorar mi salud física. Pero la industria de los wearables tiene la vista puesta en un nuevo objetivo: nuestro salud mental. Ahora tenemos relojes inteligentes y dispositivos de lectura de ondas cerebrales que no solo analizan el estado de nuestro sistema nervioso, sino que intervienen activamente para supuestamente mejorar nuestro bienestar, haciendo que el apoyo a la salud mental sea más accesible –y portátil– que nunca. «Estamos aprovechando la capacidad del cerebro para reconfigurarse a sí mismo para que puedas aumentar tu control emocional», dice Mustafa Hamadadirector científico y de productos de Mendi.
Como alguien que sufre de estrés y ansiedad, estoy ansioso por probar cualquier cosa que me ayude a controlarlo. Pero con mi experiencia en neurociencia, tengo cuidado de no creer en las exageraciones. Así que profundicé en la creciente gama de dispositivos que apuntan a la concentración, el enfoque, el estrés y la ansiedad para descubrir cómo podrían funcionar y cuáles podrían realmente marcar la diferencia…