La resolución máxima del ojo es incluso mayor de lo que pensábamos: ScienceAlert

¿Cuál es la resolución retiniana del ojo humano o cuántos píxeles podemos percibir realmente? ¿Y tiene algún sentido comprar un televisor caro de ultra alta definición para disfrutar de una experiencia visual óptima en el hogar?

Estas cuestiones fueron exploradas recientemente por investigadores de la Universidad de Cambridge, en colaboración con Meta Reality Labs, desarrolladores de tecnologías de realidad virtual y aumentada.

Sus hallazgos sugieren que, a la distancia entre el sofá y el televisor en una sala de estar promedio del Reino Unido, el ojo humano no puede resolver todos los píxeles presentados por los televisores 4K u 8K de ultra alta definición.

Entonces, estas pantallas, al parecer, no brindan ningún beneficio notable sobre un televisor 2K de menor resolución del mismo tamaño (44 pulgadas).

Para llegar a esa conclusión, los investigadores probaron la capacidad de los espectadores para percibir características específicas en la pantalla, como patrones con gradaciones finas, en diversas condiciones: en tonos de color o grises, a diferentes distancias del televisor y cuando se ven de frente o mediante visión periférica.

Si los espectadores – 18 de ellos, de entre 13 y 46 años – podían ver las líneas en la imagen, indicaba que sus ojos podían resolver detalles a ese nivel.

Se presentó a los espectadores la configuración experimental y una muestra de los patrones visuales (derecha). (Ashraf et al., Nat. Commun., 2025)

Es más, los investigadores fueron más allá de medir la simple resolución. Para obtener una imagen más completa de los límites de nuestra vista, también analizaron los píxeles por grado (ppd), que es una forma de medir cuántos píxeles individuales se pueden meter en cada grado de su campo de visión.

Los científicos habían pensado que el ojo humano podía percibir detalles a 60 ppd, basándose en el estándar de visión 20/20 ampliamente aceptado establecido por el gráfico mural de Snellen, con sus conocidas filas de letras, cada una más pequeña que la anterior.
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Sin embargo, la carta de Snellen es una especie de dinosaurio oftalmológico.

“Esta medición ha sido ampliamente aceptada”, explica Maliha Ashraf, investigadora de la visión de la Universidad de Cambridge, “pero nadie se había sentado a medirla para pantallas modernas, en lugar de un gráfico mural de letras que se desarrolló por primera vez en el siglo XIX”.

En este nuevo estudio, Ashraf y sus colegas descubrieron que el ojo humano tiene un límite de resolución más alto de lo sugerido anteriormente, aunque este límite varía según el color. En gris, son 94 ppd; en verde y rojo, son 89 ppd. Pero en amarillo y violeta, cae a 53 ppd.

Teniendo en cuenta estos hallazgos, parece que el diseño de televisores puede haber llegado a un punto de rendimiento decreciente, al menos en términos de resolución.

¿Puede el ojo humano ver todos los detalles de un costoso televisor de alta definición?
Se pueden aplicar filtros a las imágenes digitales para mejorar nuestra experiencia visual. Aquí, la imagen inferior ha sido alterada para ajustarla al ángulo de visión de la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo. (Ashraf et al., Nat Commun, 2025)

Los televisores más grandes siempre serán codiciados. Sin embargo, los investigadores esperan que con estos nuevos conocimientos, los fabricantes comiencen a diseñar pantallas que cumplan con las capacidades de resolución de una mayor proporción de personas (digamos, el 95 por ciento) en lugar del observador promedio que se suponía anteriormente.

Sin embargo, no son sólo nuestros ojos los que imponen límites a lo que vemos claramente, sino también nuestro cerebro. Los sentidos humanos son sinérgicos y nuestra resolución ocular depende de los ojos y el cerebro, así como de sus interacciones.

“Nuestro cerebro en realidad no tiene la capacidad de detectar muy bien los detalles en color, razón por la cual vimos una gran caída [in ppd] para imágenes en color, especialmente cuando se ven con visión periférica”, explica Rafał Mantiuk, informático de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio.

“Nuestros ojos son esencialmente sensores que no son tan buenos, pero nuestro cerebro procesa esos datos y los convierte en lo que cree que deberíamos ver”.

Es un recordatorio de que estos aspectos de nuestra visión aparentemente limitada han evolucionado, sobrevivido y proliferado porque son lo suficientemente buenos, no porque sean perfectos.

Si los fabricantes tienen la intención de captar nuestra atención y mantener nuestra mirada, entonces harían bien en diseñar pantallas que se adapten a los ojos de más personas.

Esta investigación se publica en Nature Communications.