El evento, que se celebrará hasta finales de octubre bajo el lema “¡Juntos! ¡Brillamos!”, contribuye al desarrollo de Beijing como centro de consumo internacional al ofrecer cerca de 400 eventos culturales, comerciales, turísticos y deportivos integrados. Estos van desde espectáculos a gran escala impulsados por la tecnología, como un desfile con espectáculo de luces y recorridos acuáticos iluminados, hasta diversas actividades públicas.
Centrado en el cinturón económico y cultural del río Liangma y el Centro Olímpico de Beijing, el festival ofrece una idea de cuán moderna y tecnológicamente deslumbrante puede llegar a ser una noche en Beijing, presenciado de primera mano por Liu Zhengxi, un experto internacional de Egipto en el Grupo de Comunicaciones Internacionales de China, mientras explora los paisajes nocturnos tecnológicamente más avanzados y artísticamente más ricos de la ciudad.
El Teatro Shell, el primer espacio de espectáculos al aire libre sobre el agua de Beijing, deslumbra con una interacción dinámica de luz y agua. A la maravilla se suma el primer escenario flotante de Beijing sobre el agua, que Liu describió como una reminiscencia de una escena de una película de ciencia ficción.
Invitado a un recorrido en barco, Liu descubrió que el vibrante paisaje nocturno de Beijing, transformado por instalaciones de arte luminoso de vanguardia, era nada menos que espectacular. Siguió un momento verdaderamente mágico cuando apareció un cantante, actuando flotando en el agua. Hao Yangchun, planificador de proyectos para la temporada de consumo, explicó que se trata de una actuación flotante de un artista holandés, donde el cantante interpreta arias de Mozart y Puccini, suavemente impulsado por asistentes en el agua.
La experiencia inmersiva se extendió desde Pop Land, el primer parque temático de China dedicado a juguetes de diseño con derechos de autor en el Parque Chaoyang, hasta un vibrante festival gastronómico en la sede del Parque Forestal Olímpico. Allí, Liu probó delicias locales, disfrutó de música en vivo y se sumergió en la atmósfera relajada y vibrante de la vida nocturna de Beijing.
A pesar del frío de la tarde, una calidez palpable impregnó el evento, que irradiaba no sólo de las impresionantes iluminaciones sino también de la profunda resonancia cultural del festival de luces, que une magistralmente la cultura antigua y la moderna, ofreciendo alegría e inspiración a todos los asistentes.
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