Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. La publicación contribuyó con el artículo a Expert Voices: Op-Ed & Insights de Space.com.
El interés por la Luna ha sido alto: sólo en los últimos dos años ha habido 12 intentos de enviar misiones a la Luna, casi la mitad de las cuales fueron realizadas por empresas privadas. Con tanta actividad, es importante empezar a pensar en la coordinación y la seguridad.
Para algunos, esta preocupación puede parecer prematura. En los próximos años se dirigirán entre 10 y 20 misiones a la Luna, muy por debajo de los miles de satélites que operan en la órbita de la Tierra. Y el área alrededor de la Luna, denominada espacio cislunar, es muy grande. A menudo se considera que el área orbital de la Tierra se extiende desde cerca de la Tierra hasta la órbita geoestacionaria, donde una nave espacial orbita a una velocidad que la hace parecer estacionaria desde la superficie de la Tierra.
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El espacio cislunar se extiende desde la órbita geoestacionaria hasta la Luna, un área con un volumen 2.000 veces mayor que el área orbital de la Tierra. Esta discrepancia de tamaño parece sugerir que el hacinamiento alrededor de la Luna puede no ser una preocupación inmediata.
Sin embargo, las misiones tienden a elegir entre un conjunto selecto de órbitas estables alrededor de la Luna, por lo que la inmensidad del espacio cislunar puede inducir a error a la hora de pensar si las misiones se cruzarán. Además, la mayoría de los sensores gubernamentales que rastrean las naves espaciales no son capaces de detectar y monitorear consistentemente objetos tan lejos de la Tierra, en parte debido al resplandor de la propia luna.
Esa incertidumbre, combinada con el alto costo de las misiones lunares, hace que sea más probable que los operadores muevan sus naves espaciales para evitar una colisión, incluso cuando la probabilidad de colisión es bastante baja.
Como equipo interdisciplinario que combina experiencia en política espacial y astrodinámica, hemos estado estudiando cómo las empresas y agencias espaciales podrían gestionar el tráfico en la órbita lunar sin maniobras innecesarias. Nuestra investigación, publicada en marzo de 2025 en el Journal of Spacecraft and Rockets, muestra que debido a la popularidad de ciertas órbitas y las incertidumbres sobre la ubicación de cada nave espacial, las posibles colisiones se convierten en un problema sorprendentemente rápido.
Nuestras simulaciones muestran que con sólo 50 satélites en órbita lunar, cada uno de esos satélites necesitará maniobrar cuatro veces al año en promedio para evitar un posible accidente, un costo significativo en términos de combustible, así como una posible interrupción de los objetivos de la misión. La órbita lunar podría fácilmente alcanzar esa cantidad de satélites en una década si la actividad continúa aumentando.
Satélites de maniobra
Los informes de los países sobre sus operaciones actuales en la órbita lunar parecen respaldar nuestra conclusión de que la congestión alrededor de la Luna se está convirtiendo rápidamente en un problema importante. En 2023, la Organización de Investigación Espacial de la India informó que había maniobrado su nave espacial Chandrayaan-2 tres veces en cuatro años, a pesar de que sólo seis naves espaciales orbitaron la Luna en ese tiempo.
Una mejor supervisión y coordinación entre las diferentes agencias espaciales podría evitar la congestión y evitar que los países tengan que mover periódicamente sus naves espaciales.
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Monitorear el espacio cislunar no sólo es importante para la seguridad: también puede ayudar a respaldar la seguridad nacional. Varios países tienen armas que pueden destruir satélites, y algunos miembros de la comunidad espacial temen que se puedan colocar armas espaciales en el espacio cislunar para escapar de la detección. La Fuerza Espacial de Estados Unidos está considerando las posibles dimensiones de seguridad del espacio cislunar.
Actualmente, Estados Unidos tiene importantes lagunas en su capacidad para monitorear esta región, y la investigación de Mariel sugiere que desarrollar esta capacidad –conocida como conciencia del dominio espacial cislunar– debería ser una prioridad para la seguridad nacional. Una mejor vigilancia ayudaría al ejército estadounidense a observar la actividad en el espacio cislunar, recopilar información de inteligencia y evaluar amenazas potenciales.
Soluciones en progreso
Varios programas de investigación están experimentando en esta área. El Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea está financiando un programa llamado Oracle que está desarrollando múltiples sistemas para mejorar la capacidad de Estados Unidos para monitorear el espacio cislunar.
Se espera que el primer satélite Oracle se lance en 2027. Estará ubicado en un punto de Lagrange, que es un lugar entre la Tierra y la Luna donde la atracción gravitacional de cada objeto mantiene la nave espacial en una posición estable. Desde allí, puede detectar objetos en el espacio cislunar que los sensores de la Tierra no pueden ver.
Mirar
Mejorar el seguimiento es sólo una parte de la solución. Las entidades que envían misiones a la luna, incluidos gobiernos y empresas, deberán compartir las ubicaciones de sus misiones operativas y coordinarse para evitar colisiones previstas.
Un programa de la NASA dedicado a rastrear y evaluar el tráfico lunar está ayudando a facilitar este esfuerzo. El programa compara la información de los operadores individuales sobre la ubicación planificada actual y futura de su nave espacial para identificar posibles aproximaciones cercanas. En el futuro, este tipo de coordinación podría mejorar la seguridad, cuando se combine con observaciones de sensores de sistemas como Oracle.
Los países y empresas que planean misiones a la Luna también podrían intentar coordinarse antes de lanzar sus sistemas, para que ninguna misión termine operando demasiado cerca una de la otra.
El Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre, un conjunto de principios básicos desarrollados a principios de la era espacial, exige que los países eviten interferir perjudicialmente con las actividades de otros países, pero el tratado no describe cómo hacerlo.
El Comité de las Naciones Unidas sobre Usos Pacíficos del Espacio Ultraterrestre formó un equipo en febrero de 2025 que espera abordar estas y otras cuestiones de coordinación en la Luna.
Con el aumento de las misiones gubernamentales y comerciales a la Luna y la próxima misión humana de la NASA a la Luna prevista para principios de 2026, los países deberán trabajar juntos para proteger el interés de todos en la Luna.