Namibia, conocida por sus vastas reservas de vida silvestre y su rica biodiversidad, ha afrontado una de sus peores sequías en décadas. En respuesta, el gobierno ha iniciado una polémica matanza selectiva de animales salvajes, permitiendo la caza de más de 850 animales, entre ellos elefantes, cebras, búfalos y antílopes.
Esta medida “cruel” aborda las condiciones de sequía extrema que han dejado a los animales y a los seres humanos en las zonas rurales luchando por sobrevivir.
El gobierno de Namibia ha enfatizado que el sacrificio tiene como objetivo proporcionar carne a su población rural, donde la escasez de alimentos y agua es aguda debido a las severas condiciones de sequía.
La sequía extrema en Namibia
La sequía ha afectado a Namibia y partes del sur de África, provocando escasez de agua y alimentos para la fauna y la flora y las comunidades locales. El Ministerio de Medio Ambiente de Namibia ha justificado la sacrificio masivo al afirmar que evitará que los animales mueran de sed y reducirá el riesgo de conflictos entre los seres humanos y la vida silvestre, ya que los animales invaden cada vez más los asentamientos en busca de agua.
El Gobierno cree que con el sacrificio de los animales se está aliviando la presión sobre unos recursos cada vez más escasos, y la carne de estos animales se está distribuyendo a las comunidades rurales que más la necesitan. Se han sacrificado más de 150 animales, lo que ha dado como resultado unas 57 toneladas de carne distribuidas en las regiones afectadas.
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Reacción de los ambientalistas
Sin embargo, las organizaciones defensoras de los derechos de los animales y los ambientalistas están indignados por la decisión. Grupos como Elephant-Human Relations Aid (EHRA) y People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) sostienen que se trata del mayor sacrificio masivo de la historia de Namibia y critican la falta de una evaluación ambiental adecuada de su impacto a largo plazo sobre el turismo de vida silvestre y los ecosistemas.
La EHRA ha acusado al gobierno de permitir cazadores de trofeos sacar provecho de la situación, suscitando preocupación por el hecho de que algunos animales están siendo asesinados no sólo para sobrevivir sino también por deporte.
Estos grupos han pedido soluciones alternativas, como una mejor gestión del agua o mejores estrategias de coexistencia entre los seres humanos y la vida silvestre. También creen que el sacrificio tiene motivaciones políticas durante un año electoral en el que el partido gobernante de Namibia se encuentra bajo presión para mantener su base de votantes rurales.
Mientras Namibia lucha contra esta grave sequía, el debate sobre el impacto ético y ambiental del sacrificio continúa, destacando el desafío más amplio de equilibrar las necesidades humanas y la conservación de la vida silvestre frente a eventos climáticos extremos.
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